El poder de expresar nuestra verdad

Muchas veces observo como a las madres les causa incomodidad mostrarse vulnerables ante sus hijos, lo cual acaba provocando mayores dificultades de comunicación y de relación.

Es cierto que a la mayoría de nosotros/as no nos enseñaron a sentir ni a gestionar nuestras propias emociones, más bien al contrario. Socialmente se confunde «vulnerabilidad» con «fragilidad» y se cree que si los padres muestran a los hijos sus verdaderas emociones se corre el peligro de perder autoridad.

¿Qué piensas tú?  ¿Te es fácil mostrar tu vulnerabilidad y ser auténtica con tu hija?

Para mí, el amor es ofrecer a los demás nuestro yo más auténtico, honesto y vulnerable con la confianza de que me van a continuar queriendo.

Ser un ejemplo de honestidad a la hora de comunicar a nuestros adolescentes cómo nos sentimos va a capacitarnos como madres y padres emocionalmente competentes, a la vez que va a reforzar nuestra conexión emocional con ellos.

Veamos algunas situaciones cotidianas:

Tu hija adolescente no está trabajando ni estudiando lo que sería necesario y ha suspendido varias asignaturas este trimestre.

¿Cuál crees que sería tu verdadero sentir en esa situación?

Podría ser que tu emoción primaria fuese el miedo a que se «perdiera por el camino» o acabara «sin oficio ni beneficio» y tu necesidad (lo que te gustaría) podría ser que tu hija «tuviera un buen trabajo en el futuro».

Pero, ¿sabes que pasa muchas veces?

En lugar de ser honestos/as con nuestros hijos/as, respirar y poderles expresar nuestras verdaderas emociones (miedo, preocupación…) nos salen impulsivamente las emociones secundarias (enfado en el ejemplo de arriba) y de ahí acabamos en el juicio, la comparación y la descalificación («nunca vas a ser nadie en la vida» «vas a acabar peor que tu primo» «eres un vago y contigo no hay remedio»). 

Evidentemente esto sólo contribuirá a agravar la situación y a deteriorar la relación con nuestros adolescentes. La violencia verbal no es legítima aunque nuestra intensidad emocional sea muy grande en un momento dado.

La próxima vez que te encuentres en una situación que te desborde emocionalmente con tus hija te sugiero:

  1. Respirar: pone tus manos en el bajo vientre (tres dedos por debajo del ombligo) y céntrate en tu respiración.

  2. Espera a que disminuya la intensidad emocional y te sientas más tranquilo/a. Si tienes la posibilidad puedes salir al aire libre, poner algo de música, tomar un te…

  3. Déjate sentir y observa cual es tu verdadera emoción, a veces está más abajo y hace falta pararse a escuchar.

  4. Cuando te sientas más calmada, busca un momento en el que tu adolescente esté receptivo/a y explícale cómo te sientes con lo que ha pasado (desde tu sentir verdadero) y exprésale tu deseo de trabajar juntos para mejorar la situación.

¿Habías relacionado alguna vez el hecho de mostrarte vulnerable como un acto de amor hacia ti misma y hacia los demás?

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