El espacio interior en la adolescencia
El otro día estuve trabajando en sesión con la mamá de una adolescente, y entre otras cosas, estuvimos analizando los diferentes mundos que todas tenemos y cuánto de importante es nutrir el propio espacio interior, privado, propio.
La adolescencia se caracteriza en su momento evolutivo por una fuerte necesidad de introspección, de egocentrismo (que no egoísmo) que posibilita el ir hacia el descubrimiento de uno/a mismo/a.
Este cambio de posicionamiento de la propia persona adolescente moviliza también el sistema familiar, y sobre todo a la madre. Una madre (y también un padre) que ha de realizar todo un proceso de transición, de adaptación, para pasar de vivir la tierna niñez de su hijo/a a zambullirse en la etapa de la adolescencia con todo su esplendor.
Y digo zambullirse porque la adolescencia llega de sopetón, sin avisar y con tanta fuerza que nos empuja a «meternos en el agua».
Es un proceso de duelo el que experimentan las familias en la etapa de acompañamiento a los/as hijos/as adolescentes. Y como todos los procesos de cambio por los que pasamos en la vida, requiere de paciencia, compasión y respeto.
Se movilizan también cambios en lo que yo llamo «los diferentes mundos». Los «mundos» de la persona adolescente (que ya no son tan acotados como lo eran en la infancia) y los «mundos» de los adultos. Es importante tomar consciencia y potenciar como adultas el hecho de que nuestro/a hijo/a adolescente pueda ir construyendo un espacio íntimo y personal, en el que pueda realizar las funciones evolutivas que necesita en estos momentos.
Es necesario y sano que podamos como madres permitir ese espacio privado en nuestro/a hijo/a adolescente. Señalo que la privacidad no está reñida con el acompañamiento y la presencia cuando es necesario.
Y también, que nos revisemos a nosotras mismas y reflexionemos sobre cuánto espacio privado nos permitimos como mujeres, no únicamente como madres o como parejas.
¿Cultivas tu propio espacio privado e individual? ¿Cómo?
¿En qué crees que te puede ayudar el permitirte pasar momentos contigo y desarrollar tu mundo interno en la relación con tus hijos/as?
¿Crees que para fortalecer los vínculos con tus hijos/as es necesario contarlo «todo»?
¿Cómo sería para ti respetar tu propio espacio? ¿Y el de tu pareja? ¿Y el de tus hijos/as adolescentes?
Espero y deseo que decidas cultivar cada día un poco más tu propio espacio interior y llenarte de pensamientos y emociones que den alegría a tu corazón.
Con cariño,
Neus